Ay qué dolor de madre desgarrada 

qué pesadez de ausencia está volando 

una paloma blanca hecha pañuelo 

un jueves hecho círculo de manos 

Ay qué valor de pueblo empecinado 

qué tozudez de amor y de coraje 

la mirada que dice la esperanza 

la boca que no calla las verdades 

Ay qué duro silencio el de las noches 

qué vacío universo de caricias 

pero qué fe creciendo en cada paso 

qué corazón sediento de justicia 

Y cuánta soledad inmerecida 

cuánta pregunta aun sin su respuesta 

y la acechanza cruel de tanto olvido 

la cobardía de la indiferencia 

Pero está la memoria indestructible 

y el fuego del amor todavía arde 

una paloma blanca hecha pañuelo 

un jueves, una Plaza y unas Madres

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