Demasiadas maneras de mentir y odiar
Estos días de julio son proclives a que uno recuerde. Especialmente el 26, una fecha que tiene tantos significados caros a la historia común de Nuestra América. Porque en 1822 comenzaba la reunión entre San Martín y Bolívar en Guayaquil, que marcó de alguna forma el camino que tomaría el final de las guerras de la independencia contra las tropas españolas, que Antonio José de Sucre culminaría en Ayacucho. Bartolomé Mitre escribió una crónica sobre el encuentro, en la que se preocupó por reflejar a un Bolívar ambicioso y a un San Martín derrotado de antemano. Ni una mención a la falta de apoyo que limitaba cualquier esfuerzo del Libertador del Sur, obra de sus enemigos porteños, los unitarios que comandaba Bernardino Rivadavia y que se burlaban de su acento español y de sus ansias de libertad. No, claro que no, porque Mitre era el heredero natural de esos que San Martín consideraba sus enemigos, por los que debió abandonar su proyecto de pasar sus años de retiro en un chacra mendocina y marchar al exilio. Esa parte de la historia está ausente de las palabras de Mitre. Otro 26, esta vez en 1952, lloró el pase a la inmortalidad de Eva Perón, aquella tan odiada por los lectores de LA NACIÓN, porque seguramente leían al pasquín de don Bartolo quienes escribieron en las paredes de Buenos Aires viva el cáncer. Aún reconociendo la impronta con la que Evita señaló a fuego en la vida de los argentinos, porque resulta imposible negar la trascendencia de quien prometió volveré y seré millones, la Tribuna de Doctrina nunca dejó de sentirla una enemiga que combatía con todo su ardor incluso muerta. Y el 26 de julio de 1953 Fidel Castro y un grupo de los suyos asaltaba el cuartel Moncada, dando inicio a la gesta que llevaría al triunfo revolucionario de enero de 1959. Otra herida en el alma de la derecha argentina, que encuentra en el diario de los Mitre-Saguier la confirmación de sus desprecios y mezquindades. Julio, el mes que también vio la partida de Juan Perón y de Hipólito Yrigoyen, es un mes complicado para los que no creen en revoluciones ni en otras libertades que no sean las de apropiarse de las riquezas para beneficio de unos pocos. Si San Martín hubiera vivido luego de fundada LA NACIÓN, casi seguramente hubiera sido fustigado sin pausas y criticado sin piedad. Acusado tal vez como Bolívar, de ambiciones personales y sueños autoritarios. Blanco de los dardos de la derecha, como lo son, incluso luego de sus muertes, Yrigoyen, Perón, Evita y Fidel. Basta con recorrer las páginas del diario para ver que hay cosas que se mantienen inalterables desde los días de Bartolo el fundador. Las mil y una formas de mentir, para formar una opinión pública sumisa y engañada, y de odiar a cualquiera que de un modo u otro pretenda trabajar por el bien de las mayorías, por reconocerles derechos, por darles lo que en justicia les corresponde. El novelero Jorge Fernández Díaz se preocupa, el 25/07/2021, por “El peligroso discurso que se va instalando”. Pero no se refiere al negacionismo que reverdece en los dichos de los candidatos de la derecha. No, habla como siempre contra el peronismo. Empieza con la quinta de San Vicente y dice: “un cartel recuerda que esa es la exclusiva morada de Evita y Perón, y que su proyecto lleva una firma indeleble: Revolución Nacional Justicialista. En esa primera palabra está precisamente cifrado el drama argentino –revolución y democracia son conceptos antitéticos–, y en la confesión impúdica de los gruesos escamoteos y la fácil falsificación histórica, está explicado asimismo su carácter genéticamente farsesco. Un famoso aforismo borgiano abona este fenómeno: ‘Los peronistas son gente que se hace pasar por peronistas para sacar ventaja’. Borges intentaba decirnos que había oportunismo, y que este estaba basado en una incesante impostura: personas que fingen ser lo que no son y dicen lo que no hacen”. Primera mentira. Las democracias modernas nacieron de las revoluciones que terminaron con el antiguo régimen y los poderes autocráticos. Es algo tan conocido que ni siquiera Fernández Díaz lo puede ignorar. O será, tal vez, que en sus sueños de folletín añora la monarquía absoluta o las dominaciones coloniales. Y el odio encarnado en Borges. Que fue reconocido como escritor, lo que no lo transforma en un ejemplo a seguir ni en un modelo ético que sirva de paradigma. El odio del eterno candidato frustrado al Nobel fue de tal magnitud que hasta LA NACIÓN le dedicó una nota. “Jorge Luis Borges: las razones de un antiperonismo feroz”, escribió Maximiliano Tomas el 02/09/2020, y citó: “A la hora de hablar sobre Juan Domingo Perón, Eva Duarte o el movimiento justicialista, Borges perdía toda modestia y moderación. Era brillante en sus epítetos, y no menos brutal. ‘Estoy contra el fascismo, el marxismo y el peronismo porque esos movimientos son formas del fanatismo y la estupidez’“. Rara forma de expresar admiración, si el autor reconoce que eran epítetos brutales, sin modestia no moderación. Un odio ancestral, porque “Borges veía en Perón una reencarnación de Juan Manuel de Rosas, aquel ‘tirano’ al que le dedicara un temprano poema y al que la familia de su madre despreciaba desde mediados del siglo XIX. ‘Perón fue un enojo, un tormento que duró diez años. Fue una especie de segundo Rosas, otra calamidad’“. Una corriente de odio que va de siglo en siglo. Odio por aquellos que el pueblo elige como sus líderes, odio de tal magnitud que el autor de la nota no puede evitar mencionar “aquel fustigamiento, consignado sin ambages en un cuento escrito en 1947 a cuatro manos junto a Adolfo Bioy Casares (‘La fiesta del monstruo’), y que se ha ganado el derecho a ocupar el trono del relato más racista de la literatura argentina”. Entiéndase el hilo conductor del odio de Fernández Díaz: arranca de aquellos que escribieron el relato más racista de la literatura argentina. Obra que, probablemente, en sus delirios pretendidamente literarios el novelero pretende superar. De todas maneras el escriba sigue alerta, y advierte a sus lectores: “Lo falso, compañeros, no quita lo valiente: Perón ha sido el dirigente más impostor del siglo XX y eso no le ha impedido ser a la vez el más influyente y decisivo”. Qué ejercicio de ceguera notable, el que le impide entender que si Perón fue el dirigente más influyente y decisivo del siglo XX no fue, precisamente, porque fuera un impostor, sino porque supo crear un lazo con el pueblo que perdura pese a todos los intentos que la derecha llevó adelante para destruirlo. Y sigue el columnista desnudando sus miedos: “la historia también demuestra que una ‘revolución’ resiste sucesivos hundimientos parciales, y que los apropiadores indebidos del Estado suelen tener siete vidas. El kirchnerismo es una cosa seria. Mejor tomémoslo en serio”. Mejor que lo hagan. Fernando Laborda se pregunta el 27/07/2021 “¿Puede el peronismo ser derrotado en la provincia de Buenos Aires?”. No queda muy claro si es una duda o una esperanza del escriba, la pregunta en cuestión. Dice Laborda que “El mayor nivel de unidad que presenta hoy el peronismo es el principal argumento que esgrimen los kirchneristas para fundar su confianza en el triunfo en la provincia de Buenos Aires”. A esa frase sigue otra en sentido opuesto: “En contra de ese optimismo oficialista hay toda una corriente de opinión que, a partir del análisis de no pocos sondeos de opinión pública, está persuadida de que las condiciones objetivas en materia socioeconómica deberían ser suficientes para forzar una derrota de la coalición gobernante”. En apoyo de esa ilusión, el escriba recuerda que “casi todas las fuerzas gobernantes del mundo, en los presentes tiempos de pandemia, con sus secuelas económicas, experimentaron derrotas electorales en los últimos meses. Estados Unidos, España, Chile, Perú y hasta Israel son algunos ejemplos”. El problema es que en ese análisis, liviano y superficial, se omite decir que en los ejemplos más cercanos por la historia y la geografía a nuestro país, esto es Chile y Perú, las fuerzas triunfantes expresaron ideas cercanas a las del gobierno de Alberto y Cristina. Igual, como hay que insuflar ánimo a los lectores, Laborda cierra su nota señalando que “tanto Santilli como Manes tendrían hoy un nivel de imagen positiva mayor al de los primeros candidatos a diputado nacional del Frente de Todos”. Claro que no dice en qué datos basa tamaña afirmación, que se contrapone con la mayoría de las encuestas de opinión, incluso sabiendo que estas pueden estar equivocadas. La que no está equivocada es la percepción de la sociedad de que la oposición hace un cambio de figuritas y entonces Santilli pasa de la ciudad autónoma a la provincia de Buenos Aires mientras el hada mala deja de ser orgullosamente bonaerense para volver a la capital. Miren cómo son las cosas que de Santilli lo que mostraron las propagandas fue un mechón de pelo, mientras que Vidal solo recorre los canales amigos pero no participa del acto de lanzamiento de las candidaturas de su sector. Porque la realidad es muy distinta a las falsedades que describe Carlos Pagni, cuando en su columna del 27/07/2021 se refiere a “La oferta electoral en una colonia rusa”. El título pretende ser sarcástico, jugando con la relación del gobierno con el Instituto Gamaleya con relación a las dosis de la vacuna Sputnik V. Pero el contenido de la nota está plagado de falsedades, sutilmente ocultas bajo datos que parecen demostrar que el gobierno no pudo manejar la crisis de la pandemia. Dice Pagni que “La Argentina está en una situación muy mala en términos de vacunación. Chile es inalcanzable, tiene más del 60% de su población totalmente vacunada. Vamos muy detrás de Colombia, muy detrás de México y hasta de Brasil, cuyo gobierno está impugnado por la pésima política frente al Covid. Estamos por debajo del promedio mundial. En otro gráfico se puede ver una comparación con Brasil. En donde se ve con claridad que es mucho más mérito el 17% de Brasil que el 13% de la Argentina, debido a la cantidad de vacunas que debe conseguir dada su densidad poblacional”. Ocurre que Pagni toma datos parciales, que se refieren exclusivamente a quienes aplicaron dos dosis a su población. Pero omite consignar los datos relativos al total de vacunados, con una y dos dosis. Veamos. Argentina vacunó con la primera dosis al 39.74% de su población, y con las dos dosis al 13,57%. Sumados ambos porcentajes, se llega al 53,31% de vacunados. En el caso de Brasil, las cifras son de 29,48 % con una sola dosis y 18,49% con las dos dosis. La suma da un 47,97%. Colombia tiene con una sola dosis al 9,69% y con dos dosis al 22,24%, lo que suma un 31,935. Para México, las cifras son de 18,95% con dos dosis y 14,47% con una sola. El total es de 33,42%. Para no limitarnos al sur de Nuestra América, digamos que en Japón tiene dos dosis el 26,43% y una sola el 11,20%; el total es de 37,63%. Australia tiene el 13,51% con dos dosis y el 17,67% con una sola, lo que da la suma de 31,18%. Si medimos continentes, Norte América tiene un 37,19% de dos dosis y un 9,94% de una sola, o sea un 47,13%; y Europa tiene un 38,04 con dos dosis y un 9,88 con una sola, sumando un total de 47,92%. Claramente, toda vez que estos datos son de fácil acceso, Pagni los oculta porque su intención no es otra que golpear al gobierno, y para lograr ese fin no trepida en dar cifras que parecen ciertas pero que esconden la verdad. En fin, ya lo decía don Juan Ruiz de Alarcón en un clásico del teatro español: en boca del mentiroso es la verdad sospechosa. Y es todavía peor lo que sigue, porque Pagni parece preocupado cuando escribe que “Hay que decirles a los chicos con comorbilidades que están esperando la vacuna Pfizer, la única pediátrica, que tendrán que seguir esperando porque tienen la desgracia de depender de una vacuna que no se fabrica en la Argentina; es decir que no hay ningún industrial argentino que la fabrique y que se beneficie con esa fabricación”. Pero en el mismo diario, Fabiola Szubaj anuncia el 28/07/2021: “Moderna: estiman que la vacunación a chicos de 12 a 17 años con comorbilidades comenzaría la semana próxima” e informa que “Con la distribución de dosis que comenzó hoy, las provincias podrán organizar la logística, el empadronamiento y la asignación de turnos. En el Ministerio de Salud estiman que la vacunación podría arrancar la semana que viene: una vez que las provincias reciban las dosis, según se explicó, podrán empezar a utilizarlas según dispongan de acuerdo con la lista de factores de riesgo difundida y orden médica”. Pagni miente y en el mismo medio en que escribe queda al descubierto su mentira. Sin embargo, para Joaquín Morales Solá en su nota del 28/07/2021 hay “Un gobierno que no dice la verdad”. El inefable vocero del genocida Operativo Independencia atribuye al Presidente Alberto Fernández las conductas que lo caracterizan a él y a sus colegas de la Tribuna de Doctrina: “Cada tanto, o a cada rato, se descubre que afirmaciones de él o de sus funcionarios no son ciertas. También hubo, en algunos casos, manifiestas manipulaciones de los datos para que estos coincidan con una supuesta realidad, que nunca es la realidad”. Hay quien sospecha que para motivar estas reflexiones don Joaquín se mira en el espejo, pero otros refieren que mira a sus compañeros de LA NACIÓN. Sigue la lista de falsedades. Ahora para defender a los implicados en el contrabando de armas a Bolivia, no vacila en decir que en el Estado Plurinacional de Bolivia no hubo golpe de estado. “La denuncia contra Macri por su complicidad con el golpe contra Evo Morales encierra varias contradicciones. La primera de ellas es que Morales no cayó como víctima de un golpe de Estado. Un sector importante de la sociedad se sublevó cuando era evidente que se estaba cometiendo fraude en una elección que perpetuaría a Morales en el poder. Después de días de violencia y represión (fueron violentos los sublevados y fue violenta la represión) los jefes militares le ‘aconsejaron’ a Morales que renunciara”. Lo dice justo cuando “un estudio de pericia de seguridad informática realizado por la Universidad de Salamanca, España, determinó que no hubo manipulación de datos del cómputo oficial de las elecciones generales de octubre de 2019”, dato divulgado por esa Alta Casa de Estudios y publicado por el gobierno de Luis Arce, a través de su Ministro del Interior Juan Lanchipa Ponce. ¿Serán kirchneristas embozados los peritos en cuestión? Sigue el relato mentiroso que pretende exculpar lo imperdonable, el atentado contra la democracia en un país hermano. Morales dice “El armamento de la Gendarmería fue enviado a Bolivia, según explicó siempre el gobierno de Macri, para proteger a la embajada argentina, en la que se encontraban refugiados familiares y exfuncionarios de Morales y estaba siendo asediada por seguidores del nuevo gobierno, presidido por la parlamentariaJeanine Áñez”. El gobierno de Macri nunca explicó nada, Morales. Y si eso hubiera sido cierto, de todas maneras había trámites que debían cumplirse sin posibilidad de esquivarlos por una pretensa urgencia. El material enviado -que fue exhibido por las autoridades bolivianas, lo que prueba que llegó a ese destino-, fue enviado de contrabando, esto es, al margen de las disposiciones legales vigentes. Para Morales Solá, el origen de todo esto es claro: “El actual presidente de Bolivia, Luis Arce, le puso al asunto la coloratura que tiene: ‘Es lamentable que un gobierno de derecha haya participado de un golpe de Estado’, dijo. Apareció el elemento evidente que nadie nombraba: la ideología. Los gobiernos de Arce y de Alberto Fernández son muy cercanos y tienen posiciones habitualmente comunes en asuntos de política exterior”. Gobiernos populistas, herederos del castrismo, quiere decir Morales. Faltaron -aunque se adivinan- las menciones cotidianas a Venezuela y Nicaragua. Don Joaquín pasa a otro caballito de batalla de los odiadores seriales, la cuestión de las vacunas de Pfizer. Y dice: “En las primeras conversaciones se convino, según se supo después, que Pfizer enviaría al país desde diciembre del año pasado 13,2 millones de dosis. En diciembre pasado hubieran llegado más de 3 millones de dosis”. En las conversaciones no se conviene: cada parte establece sus pretensiones y solo hay convenio cuando se llega a un acuerdo. Cosa que en aquel momento no pasó. Como se sabe por las noticias que arriban de todo el mundo, Pfizer no ha podido cumplir con sus múltiples compromisos. Que llegaran esas dosis en diciembre de 2020 era imposible, más cuando se advierte que recién el 2 de diciembre de 2020 el Reino Unido aprobaba dicha vacuna. No había forma de que una vacuna que no estaba aprobada ni siquiera en países tan admirados por la Tribuna de Doctrina llegara primero a la Argentina que al resto del planeta. Mientras tanto, el gobierno acordó con el gobierno ruso por la vacuna Sputnik V, con los chinos por las Sinopharm y Sinovac, y con el laboratorio anglo-sueco AstraZeneca para producir la vacuna en cuestión en nuestro país, conjuntamente con México.”Fantasmas bajo la sábana”, dice Claudio Jacquelin el 28/07/2021, en una nota que escapa a lo que comúnmente encontramos en LA NACIÓN. Es una nota corta, donde el autor señala que “Premios, pagos a cuenta, dedazos, traiciones, cancelación de deudas, apuestas a futuro, caprichos personales, razones obvias y motivos inexplicables. El espectáculo vuelve a escena. Así es cada cierre de listas de candidatos”. Descripción con la que muchos estarían plenamente de acuerdo. Y sigue diciendo Jacquelin que “Los ciudadanos casi siempre eligen de lejos, sin poder acercarse mucho a la (empañada) vidriera de las ofertas. La gestación está vedada al público. Mejor que no se sepa. No extraña, entonces, que debajo de la (lista) sábana puedan encontrarse muchas sorpresas. No necesariamente agradables. Incluso para los que comparten el lecho partidario que los cobija”. Es interesante partir de esta columna para destapar las sábanas de la derecha. En algunos casos no es preciso destapar mucho: Ricardo López Murphy vuelve a la carga y presenta lista en la ciudad autónoma. Arranca diciendo que los desaparecidos no fueron treinta mil. Negacionismo en estado puro, reforzado porque al levantar un poco nada más la sábana aparece Darío Lopérfido, hombre fiel a su apellido que es ya un maestro en negaciones. Odio hacia lo que representan en nuestra sociedad los desaparecidos, víctimas de una dictadura feroz que fue auspiciada y apoyada por los mismos sectores que la oposición representa hoy, esto es los capitostes del capitalismo agrícola ganadero y de los grupos financieros concentrados, que no por casualidad fueron los beneficiarios del terror con que Videla, Martínez de Hoz y compañía buscaron disciplinar al pueblo. Odio a los organismos de derechos humanos, que lucharon con denuedo y sin desmayos para que en la Argentina existan la Memoria, la Verdad y la Justicia. También la misma sábana cobija a Franco Rinaldi, otro que escupe su odio hablando de “el verso de los 30.000 desaparecidos”, mientras no habla de su pasado como empleado (fantasma, bajo la sábana) de la Auditoría General de la Nación pero sí muestra su desprecio por los negros, tanto los que reciben la ayuda alimentaria del Estado, como los de los Estados Unidos, a los que designa como black lies matter, por “la ginecocracia” atacando al movimiento feminista, y discrimina sin pudor cuando dice que hay “un trans hombre que tuvo un hijo” y concluye diciendo “pobre país“. Otra candidata que busca un lugar en el mismo sector es Sabrina Ajmechet, que se presenta como historiadora. Pobres los que aprendan historia con alguien que dice “Las Malvinas no existen. Las Falkland Islands son de los kelpers” y por las dudas reitera que “La creencia en que Las Malvinas son argentinas es irracional, es sentimental. Los datos históricos no ayudan a creer eso”. Se burla así de un sentimiento que lleva ciento ochenta y ocho años y que se manifiesta en un reclamo que excede los límites de una elección de medio tiempo porque, como la defensa de los derechos humanos, forma parte del contrato social de los argentinos. ¿Qué ejemplo de docente es la que se lamenta por no haber atropellado a estudiantes del Pellegrini? Mentiras sobre las Malvinas, odio por los estudiantes. Debería escribir en LA NACIÓN.