Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano (Friedrich Schiller)

El Diccionario de la Real Academia Española define a la estupidez como “Torpeza notable en comprender las cosas”. Concepto que puede aplicarse, sin demasiado esfuerzo, a la actitud de una oposición -encarnada, a los efectos de estas líneas, en las columnas de LA NACIÓN-, que setenta y cinco años después sigue sin entender al peronismo. Y no es que le hayan faltado oportunidades, pero la confusión entre sus propios deseos y una fantasía a la que creen disfrazar de realidad ha llevado históricamente a la Tribuna de Doctrina a equivocarse una y otra vez en sus apreciaciones sobre el mayor fenómeno político de nuestra historia contemporánea. No se trata, por cierto, de pretender que los escribas del mitrismo compartan las posturas del peronismo, ni que adhieran a la cosmovisión del movimiento que nació como respuesta del pueblo a los atropellos de las clases dominantes. Con su inigualable pluma, Raúl Scalabrini Ortiz lo había sabido explicar: “Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto”. Eso fue el 17 de octubre primigenio. El que marca un antes y un después en la política argentina. Que se tradujo en una serie de derechos conquistados  para los trabajadores, los adultos mayores, la niñez, las mujeres. Que parió la primera Constitución que incorporó los derechos humanos, recién proclamados por la Declaración Universal de 1948. Que tuvo la presencia inimitable de Eva Perón, cuya trascendencia es tal que aún sigue presente en el amor de su pueblo y en las luchas de los que reclaman por los derechos negados. Que fue víctima de las frases denigrantes que vieron en el pueblo movilizado a un aluvión zoológico. Que vio a los ilustrados pintar las paredes de Buenos Aires con el terrible viva el cáncer con el que celebraron la tragedia de Evita. Que sufrió atentados con bombas en el subte. Que padeció al criminal bombardeo de los aviones de la Marina el 16 de junio de 1955. Que fue derrocado por una sublevación cívico militar que no trepidó en arrasar con la institucionalidad democrática, condenando al exilio al presidente constitucional, deteniendo a sus funcionarios y seguidores, proscribiendo al partido mayoritario, castigando como delito la sola mención del nombre de Perón, de Evita o de cualquiera de los símbolos partidarios, fusilando a quienes pretendían la vuelta a la Constitución en los basurales de José León Suárez y en la penitenciaría de Las Heras, derogando la Constitución por un bando militar y convocando a elecciones para reformarla sin permitir participar a las mayorías populares. Y podríamos seguir enumerando los miles y miles de atropellos padecidos durante los años del exilio y la proscripción, las torturas, asesinatos y desapariciones de los militantes, víctimas de los ataques sistemáticos de cuanta dictadura padeció la Argentina hasta diciembre de 1983, dictaduras que contaron con la bendición y el auspicio de LA NACIÓN. El 17 de octubre de este año vio la más numerosa movilización en estos tiempos de pandemia, con miles y miles de personas que, respetando las limitaciones que impone la crisis sanitaria, hicieron saber su lealtad al movimiento nacional y popular. A pesar del ataque que impidió el dimensionamiento de la convocatoria por las redes sociales, la multitudinaria convocatoria fue la respuesta democrática a los intentos cada vez más fuertes de desestabilizar al gobierno y cambiar el rumbo que la ciudadanía decidió en los comicios de octubre de 2019. Pero para los escribas del mitrismo, lo que no les gusta (o no entienden) no merece más que crítica o agravio. Por eso Pablo Sirvén, el mismo 17/10/2020, publicó la entrevista realizada a Mauricio Macri, el principal responsable del desastre producido entre 2015 y 2019. El ingeniero sin ingenio sostuvo “Creamos una expectativa que fue imposible de cumplir“. Extraña forma de reconocer su fracaso. Pero agregó, envalentonado por estar en un ámbito amigable como el que le facilitaba el servicial Sirvén, que “Este es el último gobierno populista de la historia; la gente se empoderó, no va a regalar el futuro ni se va a resignar a la mediocridad, y vamos a tener otra oportunidad“. La boca se te haga a un lado, debería ser la respuesta unánime. Porque si la gente se empoderó la derecha no volverá a tener la posibilidad de destruir todo. Igual con su prisma deformado y su capacidad de falsear la realidad, el endeudador serial se sumó a la campaña de la Tribuna de Doctrina y sostuvo que “El Gobierno vuelve a atacar la independencia del Poder Judicial, suelta presos, alienta la toma de tierras, quiere expropiar empresas“. Que justamente el presidente que más sometió al Poder Judicial, usándolo para sus fines de persecución y odio, hable de independencia, es una burla que no merece mayores respuestas. Igual, se permitió opinar acerca de otros temas y afirmó que “Han transformado al Partido Justicialista, que Perón se enorgullecía de que era el partido de los trabajadores, a ser el partido que representa a los que no trabajan“. Los que no trabajan, mayoritariamente, es porque el gobierno macrista los dejó sin trabajo ni perspectivas de futuro. Y el respaldo de los trabajadores se mostró con contundencia el 17. Sostener, como Macri lo hizo respecto del peronismo, que “Cristina Kirchner lo tiene secuestrado” es no entender nada. Pero claro, qué otra cosa esperar del autor de frases memorables como “No logramos lograr ese logro de crecer”. El único logro que pueden mostrar es el de los miles de millones de dólares fugados por sus amigos. Por las dudas, Sirvén el 18/10/2020 habló de “Mauricio Macri y Alberto Fernández, los padecientes” y se permitió ignorar la multitudinaria movilización del día anterior. Para él, “la peor novedad para el oficialismo fue que, después de estar mucho tiempo callado, Mauricio Macri elevara su perfil de manera tan manifiesta y saliera a marcar públicamente territorio hacia adentro y fuera de su coalición”. Lo que Sirvén no logra comprender es que si para algo sirve la preencia pública de Macri es para que la gente no olvide el desastre al que condujo la Argentina. También el 18/10/2020, y en la misma tónica de ignorar el masivo apoyo brindado al gobierno el día anterior, Joaquín Morales Solá contaba que se viven “Horas decisivas para los jueces destituidos”. Una notable habilidad para mentir desde el título de su columna. Porque no hay jueces destituidos, sino regresados a los lugares que les corresponden y de los que nunca debieron ser trasladados. Morales Solá presiona fuertemente a la Corte, y sostiene que “El núcleo central del problema consiste en resolver si esos jueces, que tienen acuerdo del Senado, necesitan un nuevo consentimiento de la cámara que Cristina Kirchner controla como si fuera una estancia familiar”. Es otra falsedad. Cualquier juez, para ser designado constitucionalmente, precisa del acuerdo del Senado para ocupar un puesto. Los tres jueces en cuestión no lo tienen para el cargo en el que la Mesa Judicial del macrismo los depositó. Pero Morales insiste: “Después de que el Presidente los debilitó en el Consejo, Cristina los despachó definitivamente en el Senado. El acuerdo de los jueces fue rechazado. Esa es, tal vez, la única promesa de campaña que Alberto Fernández cumplió y concluyó. Dicho de otra manera, denunciada y defensor usaron los recursos institucionales para limpiar a los jueces que molestaban su futuro. Si lo consiguen, habrán quedado solo retazos de la república”. Ningún juez fue “limpiado”. Lo que se limpió fue la suciedad que había esparcido el macrismo. Pero la idea es seguir presionando, sin ningún disimulo, y les advierte a los Supremos: “Si dijeran, por caso, que los tres jueces deben volver a sus funciones hasta tanto se hayan concursado sus cargos, estarán convalidando de hecho la destitución de ellos. Nunca pasarán por el Consejo de la Magistratura ni mucho menos por un acuerdo del Senado en poder de Cristina”. Mentira y mentira. No necesitan acuerdo del Senado, porque lo tienen, para los cargos en los que concursaron y a los que deberán regresar. Mal que le pese a los tinterillos del mitrismo. Jorge Fernández Díaz, el 18/10/2020, cree que la movilización multitudinaria solo fue “Un tinglado para disimular el error y la debilidad”. Perdido en el laberinto de sus novelas, confunde la realidad con sus argumentos y entonces ve “Una administración perdida en un laberinto, que para colmo la arquitecta egipcia ha cerrado a cal y canto: hasta la salida está bloqueada por la ideología y los prejuicios”. No entiende que la ideología está en todo, porque es la cosmovisión que cada uno tiene. Hasta él, aunque no pueda comprenderlo. La cuestión que escapa a sus posibilidades de comprensión es si la ideología de la que se trate es buena o mala. Alguien debería decirle que la que él defiende es la mala. Pero cegado por el odio y el desprecio que siente por todo lo que sea expresión popular, arremete contra el Presidente y acusa: “El jefe del Estado proclamó, en campaña, el fin de la grieta y su socia le ordenó de inmediato cancelar esa política; a partir de entonces uno y otro fueron lo mismo, y los hostigamientos se sucedieron semana a semana”. Capítulo no sé cuánto del folletín banal, en el que el Fernández que necesita agregarse otro apellido para no ser confundido con los mandatarios instala una vez más la idea del Alberto títere. No es su única falacia: también escribe que el gobierno “aprovechó el estado de excepción para colonizar la Justicia, habilitar una amplia autoamnistía para corruptos, quitar derechos, liberar a miles de delincuentes, alentar la toma de tierras”. Descripción que sería creíble si se refiriera al accionar de los gobiernos que él admira y defiende. Pero los escribas del grupo Mitre-Saguier tienen otros encargos. Por eso Fernando Laborda el 20/10/2020 insiste en que “El presidente Alberto Fernández reabre grietas en vez de cerrarlas”, y si bien reconoce que “La caravana de automóviles en la zona céntrica y en los alrededores de la Plaza de Mayo potenció la idea de que a un gobierno -y mucho menos si es peronista- no se le puede ganar la calle, una idea presente en Néstor Kirchner desde el inicio de su presidencia y que seguramente le transmitió a su entonces jefe de Gabinete”. Pero no es un reconocimiento para bien, porque el columnista refiere que “si en algo se vienen pareciendo cada vez más el Presidente y su vicepresidenta es en un discurso que permanentemente reabre grietas en vez de cerrarlas. Llamó la atención que Alberto Fernández se refiriera el sábado pasado algo más que elípticamente al odio de clase, al tiempo que señalara que los diarios de 1945 ‘decían más o menos lo mismo que ahora’ cuando hablaban del ‘aluvión zoológico’, en alusión a las masas que convergieron en la Plaza de Mayo para apoyar a Juan Domingo Perón aquel 17 de octubre”. La grieta la abrieron ustedes, Laborda. Los que mandan y los que ejecutan las órdenes de sus mandantes. Y sí, desde el ’45 en adelante que vienen ejerciendo el mismo discurso de odio y desprecio. Háganse cargo. Cosa que es mucho pedir para Joaquín Morales Solá, que el 21/10/2020 sigue con sus presiones a la Corte y denuncia a “Un Estado al servicio de la impunidad”. Pasa que el pobre Joaquín teme que los Supremos no hagan otro papelón jurídico y que entonces lo que suceda es que  “La Corte Suprema de Justicia podría avalar de hecho en los próximos días la destitución de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, que juzgaron o juzgarán los delitos de corrupción durante la anterior era kirchnerista. Al mismo tiempo, el jefe de la Oficina Anticorrupción, Félix Crous, anunció que esa agencia gubernamental se retirará como querellante de las causas que investigan la corrupción de gobiernos pasados, sobre todo del kirchnerismo. Si la Corte Suprema se inclinara por favorecer indirectamente los intereses del Gobierno, será el Estado argentino en la cabeza de sus tres poderes (el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial) el que habrá decidido abandonar la revisión -y la consiguiente sanción- de los hechos de corrupción que saquearon el dinero público”. Lo que quiere decir es ojo, señores jueces. SI hacen caso a la Constitución y las leyes en vez de a lo que les venimos exigiendo, serán tan réprobos como los malvados kirchneristas. Porque para Morales “La solución intermedia significaría en la práctica la destitución definitiva de Bruglia, Bertuzzi y Castelli, escrita, desde ya, con párrafos más elegantes que los atropellos públicos del cristinismo explícito. Más elegantes no significa que serán menos letales”. Aunque no se trate, en modo alguno, de un proceso de destitución de los jueces en cuestión. Y vuelve a falsear datos cuando dice, respecto de la Oficina Anticorrupción, que “la ley que creó esa oficina dice textualmente que entre sus funciones está la de constituirse en parte querellante en los procesos en los que se encuentre afectado el patrimonio del Estado”. La ley no lo dice, sino que está en su decreto reglamentario que agrega que quien debe decidir es el titular de la Oficina. Porque que los columnistas de LA NACIÓN y sus mandantes digan que hay corrupción y perjuicio para el Estado no quiere decir que sea cierto. Lo que hemos visto es que tales afirmaciones son parte de la guerra despiadada que la derecha, desde siempre, lleva adelante contra el movimiento popular. Porque Morales vuelve a mentir cuando se pregunta “¿La oficina que lucha contra la corrupción no tiene personal mientras Nodio contratará a 1.500 personas para seguir (¿y perseguir?) la información que se publica y se emite?”. Que NODIO no tiene facultades de perseguir a nadie ya fue explicado. Que va a contratar mil quinientas personas es una afirmación de Morales Solá sin más sustento que su palabra. Y por otra parte NODIO depende del Congreso, mientras que la Oficina Anticorrupción es parte del Ejecutivo. Falsedad tras falsedad. El inefable Luis Majul dice  el 21/10/2020 que “Con el dólar imparable, avanza el operativo venganza e impunidad”. Otra muestra de la escasa inventiva del escriba que a lo sumo logra conjurar tres ideas, que vuelve sobre cosas que ya dijo y que forman parte del discurso oficial de LA NACIÓN, como que “Cuando los gobiernos neopopulistas se vuelven ineficientes, sus líderes usan el recurso más desesperado: el ataque a los periodistas y los medios independientes, a los fiscales y los jueces que hacen su trabajo, que denuncian sus abusos y atropellos”. Majul, ustedes no están a sueldo de medios independientes, sino que dependen de los dueños del poder económico. Los fiscales y jueces que hacen su tarea correctamente no tienen problemas. Los que sí los tienen son los que se conjuraron con espías de toda laya para llevar adelante la persecución disfrazada de procesos judiciales. Majul se pregunta y se contesta “¿No resulta evidente? Quieren apartar a los que investigaron a la vicepresidenta y, al mismo tiempo, saciar su deseo de venganza. Los tres fueron trasladados a los lugares que hoy ocupan, previa consulta del entonces ministro de Justicia Germán Garavano, al Consejo de la Magistratura y la Corte Suprema de Justicia”. Ese traslado fue claramente inconstitucional. No importa lo que haya dicho Garavano ni los consejeros de ese momento, ni siquiera lo que haya opinado la Corte, porque la Constitución y las leyes son claras. Aunque a Majul no le gusten. E insista con su discurso de siempre: “Si a esto les sumamos las tomas y usurpaciones en todo el país, que están siendo convalidadas por amplios sectores del Gobierno, la decisión de la Oficina Anticorrupción de no renunciar como querellante en las causas de corrupción y la creación del Nodio, observatorio oficial que quiere vigilar y castigar a periodistas desde una superioridad moral no comprobada, podemos concluir que la Argentina está por batir otro récord: el de campeón mundial de la impunidad y la venganza”. Se le escapan errores como hablar de la decisión de no renunciar como querellante cuando quiere decir lo contrario, pero bueno, es Majul. Que sigue mintiendo acerca del NODIO y sus objetivos. Para el final, nos queda Carlos Pagni, que el 22/10/2020 se pierde en “El triángulo de las Bermudas” porque cree que “La crisis corroe al oficialismo en su intimidad. Cristina Kirchner y Alberto Fernández pasan semanas sin hablarse. La indiferencia de la vicepresidenta por la celebración del 17 de octubre fue interpretada en la Casa Rosada como un desaire personal. Muchos dirigentes, atemorizados por esta tensión, esperan una reaparición de la pareja para la conmemoración de la muerte de Néstor Kirchner, de la que el 27 se cumplirá una década”. Vaya cuestión. Resulta que columna tras columna los escribas de LA NACIÓN sostienen que Cristina pasa las horas dando órdenes a Alberto, pero Pagni nos informa que pasan semanas sin hablarse. Y claro, si Cristina hubiera estado activa el 17 dirían que se portó como la verdadera jefa que dicen que es. Los diez años de la muerte de Néstor Kirchner merecerán, sin duda, una reflexión. Está fresco en la memoria colectiva el recuerdo del presidente que cumplió con su palabra y no dejó sus principios en la puerta de la Rosada. Del que se hizo cargo del reclamo de Memoria, Verdad y Justicia. Del que volvió a dotar de sentido a la militancia política. Todas cuestiones que exacerban a los herederos de don Bartolo. Pagni también advierte: “La Corte se prepara para fallar sobre el traslado de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli. Los detalles de ese pronunciamiento no trascendieron. Ni siquiera se sabe a ciencia cierta si se producirá hoy. Está más claro que habrá una mayoría, de la que está excluido Carlos Rosenkrantz, que ratificará la presencia de esos magistrados en sus posiciones actuales. Pero con un plazo determinado”. Más disimulado que Morales, Pagni busca lo mismo. Forzar un fallo favorable a sus mandantes. Y termina diciendo que “Alberto Fernández hace todo para corroborar la presunción de impunidad. Cuando el fallo es inminente, elimina la oficina de querellas de la Oficina Anticorrupción por falta de personal. ¿De donde sacará los empleados para montar Nodio?”. Nada nuevo. La Oficina Anticorrupción sigue en funciones, NODIO no es del Ejecutivo. Si no mienten es que creen en lo que dicen. Y si creen es que no alcanzan a comprender nada. Como decía el poeta alemán, contra la estupidez los propios dioses luchan en vano. Como es en vano luchar contra la lealtad popular.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *