En los duros tiempos de la pandemia, hay quienes usan cuanto espacio se les presenta para tratar de sembrar obstáculos a la acción del gobierno, aunque dicen hacerlo en nombre de la democracia y de un posibilitar el arribo de un futuro venturoso que en realidad no es más que el retorno de la derecha al poder. Vieja costumbre esta, la de decir una cosa pero significar otra, que inaugurara el fundador del diario, Bartolomé Mitre. En tono de elogio a don Bartolo, los historiadores del derecho suelen mencionar como un ejemplo a seguir la forma en que se eligieron los integrantes de la primera Corte Suprema de Justicia de la Nación. Vale recordar que tras el éxito del primer golpe de estado de nuestra época constitucional, producido por Mitre contra Santiago Derqui, el 15 de enero de 1863 asumían los primeros ministros del tribunal. Mitre se gloriaba de su designación diciendo: “Como Presidente de la Nación busqué a los hombres que en la Corte Suprema fueran un contralor imparcial e insospechado de las demasías de los otros poderes del Estado, y que viniendo de la oposición dieran a sus conciudadanos la mayor seguridad de la amplia protección de sus derechos y la garantía de una total y absoluta independencia del Poder Judicial”. Lo que ocultaban sus palabras es que había algo que unificaba a los elegidos para ejercer la más alta judicatura: todos habían sido opositores a Juan Manuel de Rosas. Es decir, que la oposición de la que supuestamente provenían los magistrados electos era en realidad una diferencia dentro de un acuerdo mucho más férreo: impedir el regreso de los federales al poder. El Estado-Nación que Mitre y Sarmiento construyeron en la década de 1860 fue cualquier cosa menos democrático: la persecución de los opositores, la censura de la prensa, la “guerra de policía” tan similar al terrorismo de Estado de más de un siglo después, con la que fue asesinado Ángel Vicente Peñaloza y destruidos los sueños de igualdad y progreso de quienes siguieron las banderas de la Unión Americana enarboladas por Felipe Varela, y la infame alianza formada contra la República del Paraguay y su heroico líder Francisco Solano López, son claros signos del propósito de impedir de cualquier manera que los sectores populares que se habían encolumnado detrás de los jefes federales pudieran tener alguna esperanza de ver satisfechos sus reclamos. La construcción de una república para pocos, alineada con los deseos e intereses de la potencia hegemónica de la época (el Reino Unido), no hubiera sido posible sin su correlato en el Poder Judicial. Señaló Eduardo Luis Duhalde que “El Poder Ejecutivo ejercido por Bartolomé Mitre hacía de la arbitrariedad un método y la justicia –ya desde entonces subordinada políticamente– acumulaba los escritos con morosa indiferencia” (Contra Mitre. Los intelectuales y el poder: de Caseros al 80. Editorial Punto Crítico, Buenos Aires 2005). Los escribas del mitrismo actual siguen el viejo ejemplo: se dicen independientes y objetivos pero juegan sin ningún disimulo a favor de la derecha y sus proyectos. Ejemplos sobran. Pablo Sirvén, el 28/03/2021, se refiere al Canal 7 y advierte que hay “Otro bastión albertista que se cristiniza”. Como si Alberto y Cristina no formaran parte de la misma coalición gobernante. Pero es sabido, desde el anuncio de la fórmula, que LA NACIÓN busca por cualquier forma sembrar el desencuentro entre el Presidente y la Vice. Sirvén sirve a este propósito escribiendo que “Si el ultracristinismo permea al albertismo nonato en varias áreas, es inevitable que comiencen a constatarse deslizamientos en la misma dirección en un organismo clave como la TV Pública”. Como un experto en medios que dice ser, analiza los programas del canal estatal y advierte que “En la pantalla, las dos palabras más repetidas oralmente y en videograph en estos días fueron ‘golpe genocida’. La TV Pública encadenó varios programas alusivos al 45º aniversario del inicio de la última dictadura militar”. No es una advertencia inocente ni la simple descripción de algo que sucedió. Lo que pretende establecer el servicial Sirvén es que los seguidores de Cristina impusieron su visión y su terminología. Seguramente, el columnista no hubiera hablado de genocidio, y es notable que solo califique como militar a la última dictadura que fue civil, militar y otras muchas cosas más, que le valieron el apoyo de la Sociedad Rural y sus aliados, y de los sectores financieros concentrados. LA NACIÓN puede admitir el juzgamiento de los militares y de los integrantes de las fuerzas de seguridad, en relación a los crímenes de lesa humanidad (y eso tampoco con convicción, vale recordar las numerosas editoriales que van en contra del proceso de Memoria, Verdad y Justicia), pero lo que nunca va a admitir es la responsabilidad de los sectores civiles y empresariales que impusieron el modelo económico desarrollado por Martínez de Hoz y sus seguidores. Claudio Jacquelin analiza los últimos movimientos de las fuerzas políticas y el 29/03/2021 encuentra que estamos “Enredados en el pasado mientras llega el futuro”. Mucho más entusiasta con la oposición que con el oficialismo, señala que “Las elecciones internas del radicalismo en los tres principales distritos del país movilizaron un número nada despreciable de afiliados para revitalizar a ese partido, que alimenta con hechos sus deseos de ser algo más que un mero acompañante en la alianza opositor”. Esta versión ultraliberal del radicalismo entusiasma al pasquín de los MitreSaguier, que sin embargo no pierden de vista al causante del desastre ocurrido entre 2015 y 2019, y encuentra que “El expresidente reafirmó que su liderazgo dentro de Pro no tiene todavía quien se anime a discutirlo y a desafiarlo públicamente”. El hombre que no puede recordar ni siquiera la fecha de la muerte de su padre quiere recuperar espacios. Aunque el escriba advierte que “Larreta considera beneficiosa la reaparición de Macri: empieza a tener la función de pararrayos”. El mandamás porteño, sin embargo, tampoco navega en aguas tranquilas: “Mientras tanto, Patricia Bullrich no duda y avanza sin límites territoriales”. Casi que en tono elogioso, Jacquelin cuenta que “La exministra, que amenaza con complicarle a Larreta el distrito que creía tener alambrado, comparte con el expresidente la convicción de que solo hay lugar para la confrontación con el kirchnerismo”. Está claro que la batalla electoral de este año tiene actores ya conocidos. Por eso el escriba dice que “La impactante reaparición pública de Cristina Kirchner el 24 de marzo fue tan rica en señales, gestos y mensajes que algunos detalles no tuvieron toda la atención que merecían”. En ese sentido, y casi como encendiendo la señal de peligro, Jacquelin se ocupa de Axel Kiciloff y Máximo Kirchner, las amenazas del futuro, y explica que “el gobernador y su hijo son las apuestas de mediano y largo plazo de Cristina Kirchner”. Lejos del análisis político y con su habitual tono de novelero mediocre, Jorge Fernández Díaz el 28/03/2021 habla de “Simbología frívola y muertos reales”. Detrás de su terminología de literato barato, se esconde la visión ideológica propia del pasquín mitrista: “Toda esta alegoría cinematográfica me saltó a la cara el 24 de marzo, cuando a los necesarios rituales del luto y el repudio, se sumó una catarata de demagogia baratísima y puerilmente identitaria. Y un humanismo meramente simbólico: mientras se evocaba la lucha por los derechos humanos del remoto pasado se sustraía del presente la denuncia de los probados crímenes de lesa humanidad que cometen a diario los “hermanos” chavistas”. A Fernández Díaz le parece que los actos con los cuales se busca mantener viva la memoria, como una manera clara de prevenirse contra cualquier ataque futuro contra la democracia, son solo demagogia baratísima. Los derechos humanos en nuestro país son cosa del remoto pasado, nos dice, mientras arremete en contra de la política oficial respecto de la bloqueada Venezuela. Todo es atribuible, por supuesto, a la nefasta influencia de la Vicepresidenta. “Cristina Kirchner desplegó su panoplia de simbología impostada (la feligresía seguía sus gestos ampulosos como si estuvieran en misa) y negó poseer anteojeras ideológicas, aunque su propia narración se encargó de desmentirla. Porque rápidamente se regocijó de que no fuera Occidente sino Rusia y China –dos potencias autoritarias que nos dedican sus migajas– los proveedores a cuentagotas de las vacunas contra el Covid-19, ufanándose al fin de ser lo que es: la ideóloga de un programa que, precisamente, no funciona”. El odio gorila del escriba lo traiciona, porque acusar a quien desde el gobierno  impulsó fuertemente el proceso de Memoria, Verdad y Justicia de usar una “simbología impostada” es una muestra clara del resentimiento que la derecha siente contra la figura de la Vicepresidenta, probablemente por ese impulso fundamental. Y como fracasaron las diatribas antivacuna, ahora van contra los países que las producen y con los que Argentina ha firmado convenios. Le faltó decir vacunas bolcheviques, aunque es claro que ese es el espíritu de sus palabras. Por las dudas, también arremete contra los organismos de derechos humanos y sus referentes, y dice:  “Abusando una vez más del juego de los signos, y mientras el ministro de Economía intentaba llegar a un acuerdo con el FMI para que no seamos ‘parias’, el Instituto Patria dispuso que su vocera para todo servicio, Hebe de Bonafini, manifestara su indignación por esas gestiones ‘deshonrosas’, practicadas de ‘rodillas’ frente al poder financiero, y a Estela de Carlotto para que reclamara cárcel inmediata al principal líder de la oposición. El uso de las dos sacerdotisas de los antiguos derechos humanos en asuntos tan domésticos y desdorosos hiere profundamente la representación sagrada de estas dos damas: nadie nunca, ni el más reaccionario de los sectores sociales, les hizo tanto daño reputacional como los kirchneristas”. Qué poco entiende de la lucha de esas mujeres, como para creer que son usadas. No, simplemente ponen en su boca cuestiones que otros muchos comparten pero que no pueden expresar con la repercusión que adquieren los dichos de Hebe y Estela. Ataque rastrero con la miserabilidad de tantos otros que buscan desacreditar la lucha por la plena vigencia de los derechos humanos. Y ahí viene Joaquín Morales Solá, que el 28/03/2021 se alarma por “Las palabras destituyentes de Cristina”. Caramba, el mismo que no se alarmó por los ataques de las entidades del capitalismo agrario en el 2008, ni por las marchas de los caceroleros, ni por tantos otros ataques contra los gobiernos constitucionales, encuentra que las palabras de Cristina son destituyentes. “Pobre Guzmán. Un día antes de que tuviera una reunión clave con el Fondo Monetario, Cristina Kirchner se le adelantó y anunció que no pagarán la deuda con el organismo”. Miente, como siempre. Cristina dijo lo que Alberto Fernández, y también su Ministro de Economía vienen repitiendo desde hace mucho: que en las condiciones que el macrismo pactó es imposible el pago al FMI. Cosa que hasta el propio organismo internacional sabe. Morales insiste: “No fueron palabras ingenuas o inocentes. Con ese discurso, ella saltó el cerco hacia la indiferencia absoluta sobre la suerte de Alberto Fernández. Está claro: ya no le importa si le va bien o mal”. El propio Alberto lo desmintió, al ratificar las palabras de Cristina. Los escribas del bartolismo ya no saben cómo hacer para enfrentarlos. Por eso, si no logran que los Fernández se pelen, buscan otros adversarios. El cronista del operativo genocida en el Tucumán de 1975 dice entonces que “El viernes, el Gobierno se quedó en conmovedora minoría en la cumbre de presidentes del Mercosur. Los presidentes de los otros tres países miembros (Brasil, Uruguay y Paraguay) promovieron una mayor apertura al mundo o, en todo caso, una modificación de los estatutos para que cada país pudiera hacer las alianzas comerciales que quisiera. El presidente argentino reaccionó mal”. No, Joaquín. Alberto Fernández reaccionó bien. Si los otros presidentes son felices sometiéndose a los países centrales y sus intereses, es su problema. Que corran con sus colores. Por último, Solá se pregunta y se responde:  “El gobierno argentino se peleó también con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en nombre de Evo Morales. ¿Dónde está la Argentina? Tal vez en ninguna parte. Sola y aislada”. El Morales mitrista no entiende que la pelea con Almagro no es sólo en nombre del Morales bueno. Es en nombre de la democracia y en defensa del derecho de los pueblos a elegir su destino. Argentina está donde debe estar. Volvemos a la arena política, donde Daniel Santa Cruz, el 30/03/2021, duda pero no tanto y dice “¿Macri 2023? No, pero…”. Es que el periplo del domador de reposeras, presentando el libro que aparece como de su autoría, ha revuelto el avispero derechista. Cuenta Santa Cruz que “En esta reaparición pública, motivada por la presentación de su libro, Primer Tiempo, el expresidente dejó en claro en cada entrevista otorgada que no será candidato en las elecciones de medio término de este año, elecciones que considera demasiado importantes al recalcar que no hay 2023 sin 2021 y que hay que frenar a Cristina Kirchner que se quiere llevar puestas a las instituciones”. Ojo. No hay un solo comentario respecto de estas afirmaciones, tal vez porque el columnista las comparte y piensa que el jefe de la banda que saqueó la Argentina hasta hace poco “puede aportar para la construcción de una alternativa de gobierno desde su propia experiencia ahora plasmada en su libro donde hay de todo, desde reconocimientos de errores, autocriticas, hasta negaciones, omisiones y dardos punzantes hacia figuras políticas como Sergio Massa”. Y le parece digna de mención la alusión del endeudador serial al jefe de los católicos,  cuando expresó “No sé por qué la Iglesia agitó el tema del hambre en plena campaña electoral o cuál fue el objetivo de sus hombres al hacerlo. Tampoco sé si desde el Vaticano esto fue estimulado en las numerosas reuniones que el papa Francisco mantuvo con sindicalistas y opositores. Hay quienes dicen que sí”. Eso sí, como la realidad es muy distinta a los deseos del escriba, no le queda otra que reconocer que Macri “es consciente de que su imagen aún sigue golpeada por el desgaste de su gestión, si bien su reaparición le dio envión, sigue lejos de ser una opción ganadora. Sabe muy bien que hoy no es por ahí su camino, pero también está convencido de no mantenerse ajeno a las decisiones del espacio”. Ocurre que Santa Cruz entiende que el ex presidente “está activo políticamente y tiene sus delfines en la cancha, como Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto, a quien considera un ‘patriota’ por animarse a dar un salto desde el peronismo para combatir al populismo”. Lo único parecido a los delfines que tienen esos personajes es su capacidad de saltar de un lado a otro, dando muestras de una ausencia total de ética y de principios. Pero no importa. El cronista cree que “la inercia del momento político, la endeblez y los reiterados fracasos en los que incurre el gobierno de los Fernández, de algún modo aportan a que se instale como una alternativa firme”. No es cuestión de negar que el gobierno puede haber incurrido en errores (seguramente no los que Santa Cruz imagina) pero de ahí a atribuirle endeblez y reiterados fracasos es confundir deseo y realidad. Luciano Román, el 30/03/2021, habla sobte “El abandono de los viejos y la vacunación militante”. Y comienza su nota con algunas preguntas que uno puede fácilmente compartir: “¿Cómo se explica que la vacunación no haya empezado por los geriátricos? ¿Cómo se entiende que no hayan ido a vacunarlos sin obligarlos, en el mejor de los casos, a trasladarse, hacer colas, caminar largos trayectos?”. El problema es que no se refiere al destrato que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta aplicó a los adultos mayores. No, eso es nada más que una excusa para atacar al gobierno y decir que “La cuestión revela la ineficacia y la desidia de un Estado cada vez menos confiable. En medio de la pandemia se ha desarticulado una de las pocas cosas que, desde hace décadas, funcionaban bien en la Argentina: el sistema público de vacunación. Con esa vocación por destruir lo que anda bien, se han metido actores extraños (desde las organizaciones políticas hasta sindicatos y universidades) para sacar provecho de la vacuna y administrarla con la opacidad que caracteriza a la Argentina”. Falseando la realidad, como es norma en el pasquín, ignora que si alguien trató de destruir el sistema de salud pública fue justamente la alianza política a la que responde el gobierno no de la ciudad. No es verdad, y seguramente Román lo sabe, que organizaciones políticas, sindicatos y universidades hayan sacado provecho de la vacuna. Lo que hicieron, y es digno de ser destacado, es poner sus espacios al servicio de la tarea de vacunación pública. Ninguna opacidad hay en ello. “Abandonar a los viejos mientras se reparten vacunas entre militantes juveniles es algo que excede el límite de la picardía y hasta de la corrupción política para ingresar en una anomalía ética difícil de clasificar”. Otra mentira más. Hubo un solo caso de una militante juvenil, que se inscribió para ser vacunada y lo logró, y que al quedar al descubierto lo que había hecho fue despedida de su trabajo y repudiada por sus compañeros. Una sola, no muchas, y sin que fuera un abandono de los adultos mayores. Más falsedades pueblan la nota. “El PAMI no responde los pedidos de los geriátricos para que vayan a vacunarlos al lugar. En realidad, no les responde nadie. La vacunación ‘a domicilio’ solo ha funcionado en el circuito vip. Buena parte del personal de cuidado y enfermería que trabaja en residencias geriátricas tampoco ha recibido todavía la vacuna”. El PAMI no es el encargado de vacunar, pero sus autoridades han reclamado al gobierno de Rodríguez Larreta la entrega de vacunas, sin obtener respuesta alguna, como tampoco la hubo cuando sus autoridades pusieron sus sedes y sus trabajadores al servicio de una vacunación eficaz para los mayores de ochenta años. Y ni siquiera en el caso de los vacunados en el Ministerio de Salud, hecho que ocasionó la salida del gabinete de Ginés González García, hubo vacunación a domicilio. Todo vale para el cronista, cuyo único objetivo es atacar a los jóvenes que han decidido incursionar en la política pero defendiendo los valores de la democracia, la solidaridad y la inclusión social y no aquellos a los que responde Román. Que ofendido agrede: “Es al menos paradójico que esta exhibición de indolencia la hagan jóvenes que se dicen ‘comprometidos’ y que repiten, con toda soltura, que ‘la patria es el otro’. A la luz de las pruebas, el eslogan debería ser completado: ‘La patria es el otro… salvo que el otro se interponga en mi camino’. ¿Qué valores han incorporado esos jóvenes que, bajo la coartada de la militancia, acaparan salvavidas en medio del naufragio? Descuidar a nuestros viejos es quedarnos sin pasado, pero también sin futuro”. Descuide, Román, los jóvenes tienen bien claro sus valores, que por suerte para la patria y su futuro no son los suyos. Y una última aclaración, viejos son los trapos. Los nuestros son adultos mayores y son parte de nuestro presente. Carlos Pagni el 30/03/2021 se hace una “Pregunta urgente: qué democracia queremos ser”. Le podríamos responder que no es la que él pretende. Porque en su nota señala que “El sábado, el Secretario de Estado de EE.UU. emitió una declaración de prensa manifestando la preocupación de los Estados Unidos por los agravios al Estado de Derecho que hay hoy en Bolivia por haber arrestado y puesto bajo prisión preventiva a Jeanine Áñez, que es la presidenta interina que precedió al gobierno actual de Luis Arce, con un grupo de ministros y colaboradores. No solamente están con prisión preventiva sino que una justicia muy dominada por Evo Morales le agravó la pena en las últimas horas”. Estados Unidos no sólo no se preocupó por el golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Evo Morales sino que apoyó sin disimulos a los golpistas. No es raro entonces que se preocupe porque sus lacayos están hoy siendo sometidos a proceso. No hubo todavía condena para ninguno de los golpistas, por lo que es falso que se les haya agravado la pena. Lo que se estableció fue la duración de su prisión preventiva, porque es claro que si estuvieran en libertad podrían entorpecer la marcha de las investigaciones y obstaculizar la acción de los tribunales. Su actividad y sus lazos con militares y fuerzas de seguridad son elementos que deben tenerse en cuenta. Cosa que, en nuestro país, no se aplicó a los perseguidos por los jueces que, de acuerdo con los dictados de la mesa judicial macrista, detuvieron y encarcelaron a opositores por el solo hecho de serlos. Insiste Pagni: “Lo que está viendo Blinken, y por eso señala lo de Bolivia, es esta serie de episodios electorales que pueden llevar en poco tiempo a la región a un proceso de inestabilidad democrática justamente por la judicialización de la política, que siempre revierte en politización de la Justicia. Es una dialéctica casi inevitable”. Esa dialéctica operó durante el macrismo. Con el apoyo internacional de los Estados Unidos. Como antes lo hicieran promoviendo las dictaduras militares que asolaron nuestro continente en las décadas de 1960 a 1980, ahora promovieron a los magistrados del lawfare. Correa, Dilma, Lula, Cristina, son solo algunos ejemplos del accionar de los jueces formados en la escuela norteamericana, cuya estrella en el sur fue Sergio Moro, el brasileño que encarceló a Lula y cuyos procedimientos acaban de ser declarados nulos. A Pagni no le importa y no se le cae la cara de vergüenza al afirmar que El gobierno de Estados Unidos desde el punto de vista político, no solamente desde el punto de vista filosófico-moral, aspira a producir un alineamiento detrás de un determinado tipo de democracia, frente al cual queden los sistemas no liberales, los regímenes opacos, autoritarios: Rusia, China”. ¿Democracia? Un sistema basado en la explotación, la marginación, la discriminación y la insolidaridad no puede sino ser condenado desde todo punto de vista, sea político o filosófico moral. ¿Qué autoridad tiene un país que impone sus intereses por la fuerza de las armas sobre cualquier país que se le opone? Pero Pagni concluye con aquello que realmente preocupa a los dueños del poder: “Habrá que ver si el Gobierno no empieza a cambiar de discurso y solo se limita a decir que la deuda es impagable. Y es verdad: es impagable. Todas las deudas son impagables y por eso los países normales las renegocian”. Alguna verdad se le tenía que escapar. Para terminar las reflexiones de esta semana, vale citar el reportaje que el propio Pagni hiciera a José Claudio Escribano, por muchos años editorialista de LA NACIÓN, y que el pasquín mitrista publicara el 30/03/2021 bajo el título “Nos hemos convertido en la Argentina, país de éxodo y expulsión”. Rescato una pregunta y su respuesta, porque resumen el espíritu que desde hace tiempo impera en la Tribuna de Doctrina. Dice Pagni “Para alguien como usted, tan identificado con un medio tan enfrentado al peronismo y tan crítico del peronismo, ¿qué significó, en 1983, la primera derrota del peronismo en la Argentina?” Y responde Escribano: “Debe haber sido uno de los momentos de mayor satisfacción cívica que yo haya sentido en la vida”. Nada que agregar…

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